domingo, 15 de diciembre de 2013

Platero y yo. Capítulo I.


El próximo año 2.014 se celebra el centenario de la primera publicación de Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez.  Edición que no recogió toda la obra completa, sería en 1.917 cuando Juan Ramón viera colmado su deseo de ver publicada su obra integramente. Nosotros estamos leyendo algunos capítulos y trabajando con algo de detalle su exquisito lenguaje, imágenes, comparaciones, personajes; la riqueza de sentimientos que el autor muestra en ellos; la sensibilidad sublime de Juan Ramón... Supongo que a lo largos de los próximos trimestres grabaremos algunos más. Éste es el primero, por algo se empieza, ¿no?  

PLatero y yo
Capítulo I.


Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero? y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tien' asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.